En plena madrugada del
Viernes Santo, la ciudad entera se levanta para acompañar al Santísimo Cristo de
los Ajusticiados en su recorrido alrededor de la muralla, en el famoso Vía
Crucis de Penitencia.
A las 5,30 de la
madrugada cientos de abulenses se congregan a la puerta de la Catedral, desde
donde comienza este vía crucis. Esta procesión tan diferente a las otras, donde
el protagonismo lo tiene el pueblo, se ha convertido en una de las procesiones
con más sentimiento y devoción de la Semana Santa de Ávila. Son cientos de
personas los que salen de sus casas para caminar durante varias horas, en la
fría noche abulense, con el único propósito de acompañar a Jesús en su muerte,
haciendo penitencia en esta época tan importante para los cristianos. Porque el
murió por nosotros, sacrificó su vida por perdonar nuestros pecados, y nosotros
queremos reconocer este sacrificio.
Se elevan firmes las
frías murallas en esta noche del Viernes Santo, dejando paso al Cristo de los
Ajusticiados, muerto en la cruz, con una gran expresión de dolor en su rostro
procedente de ese último suspiro, y con la espalda ensangrentada apoyada en el
madero de la cruz. Cuando las primeras luces de alba aparecen, la procesión está
llegando a su destino, tras haber realizado todas las estaciones de penitencia.
Los penitentes vuelven a sus casas y la ciudad vuelve a recuperar por un tiempo
la tranquilidad. Cristo ha muerto... |
Procesión de la Pasión y
Santo Entierro
Viernes Santo,
viernes de dolor, viernes de luto y entierro.
Antes de
caer la noche sale desde la Catedral la procesión general de la
Pasión y Santo Entierro. Penitentes de todas las cofradías de la
ciudad se reúnen este Viernes Santo para desfilar en esta procesión,
compartiendo todos ellos el dolor por la muerte de Cristo. Cada
cofradía acompañando a su imagen se convierten en los escoltas del
Cristo de las Murallas y del Santo Sepulcro. La cruz de Cristo
erigida sobre las murallas nos hace recordar todo lo vivido durante
esta Semana en la ciudad. El cuerpo yacente del Señor desfila ante
los espectadores que esperan en un silencio sepulcral únicamente
roto por el ruido de las varas que marcan el paso de los anderos. La
ciudad está de luto porque Cristo ha muerto. |